Tren a Getafe


(Por: Idalia Portillo)

Me encontré al final del día en un tren largo, rumbo a Getafe. ¿Quién soy ahora?, mis dudas se han convertido en mis pensamientos más fieles. 

A través de las ventanas del vagón, observo el sol aún recostado en los edificios de ladrillos rojos. Borrosamente distingo las fábricas y unos cuantos árboles que pasan rápidamente frente a mis ojos. Este viaje parece interminable.

Mientras el sol se oculta no puedo evitar inundarme de tristeza, es difícil seguir viviendo en los espacios llenos de tu ausencia, hoy viajo sola, voy sola, estoy sola. A un 
ritmo despiadado me voy alejando de ti, pero no te arranco del todo. 

Estoy quebrada y mis trozos se esparcieron por todas partes, algunas partes ya no las encuentro, se perdieron para siempre, ¿Qué haré conmigo?

Este tren me aleja de ti (detenle), el vagón está vacío. Momentáneamente me distraigo escuchando la voz monótona que anuncia las estaciones y el ruido mecánico del abrir y cerrar de las puertas, vuelvo a ti.


Recuerdo la última vez que te vi para decirnos un adiós temporal, harías un viaje largo, la tristeza de la despedida me abrumaba, pero tu mirada delicada me salvaba de la agonía del momento. Esa vez tu pelo y barba cubrían mucha parte de tu rostro, pero tus ojos verdes resplandecían entre tus anteojos, ¿Te han dicho cómo se ilumina todo cuando me ves?

Te sentaste conmigo y tomaste mi mano, nos reímos de los gestos absurdos que hace la gente cuando cree que nadie los ve, estábamos llenos de esperanza, volverías. Mientras forzábamos una despedida romántica, un tipo frente a nosotros saltaba haciendo ejercicio y otros chocaban en patines con la gente, no fue un momento mágico o tal vez todo lo fue. 

Dulcemente me tomaste por los hombros y mirándome fijamente me dijiste "no podría olvidarte ¿sabes?, puedes haber vivido diez años con una persona y no haberla amado nunca o puedes, de repente, conocer a alguien y amarla por completo en un día", un beso dulce nos despidió. Te marchaste, ha pasado tiempo, no mucho tiempo real, ¿Quién podrá decir si es mucho o poco?

"Próxima parada Getafe Centro", deberé bajarme en esta estación, consciente vuelvo mi mirada como buscando un trozo más de mí olvidado en el asiento. Sigo el letrero de salida, me muevo lento. 

Al cruzar la puerta de salida, aparece un rostro conocido frente de mí, viste de negro y cálidamente sonríe al mirarme, le marco un beso en cada mejilla, es un tipo cálido. Mientras dejamos la estación, él toma mi mano al caminar, me sorprendo, yo también tomo la suya.


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